Recordando a Eula Hoover

Hoy, 17 de diciembre, celebramos el cumpleaños de Eula Hoover, miembro fundador de la Asociación Estadounidense de Enfermedades Relacionadas con Autoinmunes (AARDA, el nombre anterior de la Asociación Autoinmune). Eula fue la primera miembro del personal cuando fundé la organización en 1991 y continuó trabajando para AARDA hasta que se jubiló en 2020 a los 90 años. Con profundo pesar informo a nuestros lectores sobre el fallecimiento de Eula el mes pasado.

Además de desempeñarse como asistente ejecutiva, Eula fue la editora del boletín informativo de la organización, InFocus, desde la primera edición en 1992 hasta 2020. Tenía la rara habilidad de traducir información científica en artículos fácilmente comprensibles. El ex presidente del Consejo Asesor Científico, el Dr. Noel Rose, comentaba a menudo lo asombrado que estaba por su capacidad para hacer esto. Le encantaba agregar citas que consideraba significativas para los pacientes y sus familias.

Ella había sido profesora de inglés y todos estábamos sujetos a su bolígrafo rojo, que detectaba cualquier error gramatical mientras editaba nuestros documentos y materiales escritos. Tenía más de setenta años cuando llegaron las computadoras e hizo todo lo posible por adaptarse, comenzando con los disquetes y pasando a los discos duros, que nunca dejó de usar. La idea de almacenar un archivo en la nube la hizo reír.

Tengo muchos buenos recuerdos de Eula, especialmente uno en particular cuando llegó a tiempo al trabajo después de una nevada nocturna de 15 pulgadas porque le había prometido a la imprenta que tendría InFocus listo para imprimir ese día. No hubo días de nieve para Eula a pesar de que tenía más de 70 años. Tuve que reírme cuando la oí quejarse cuando descubrió que la impresora estaba cerrada por ese día.

Eula fue una de las principales contribuyentes al crecimiento y éxito de la asociación. Al principio, Eula y yo nos parábamos humildemente frente al Kmart local sosteniendo un bote, recolectando donaciones para financiar el lanzamiento de la asociación. Recaudar fondos fue extremadamente difícil en ese momento porque nadie estaba familiarizado con el término autoinmune y la mayoría ni siquiera reconocía que una condición que ellos o un miembro de su familia padecían podría haber sido una enfermedad autoinmune. También encontró espacio de oficina gratuito durante esos primeros años cuando los fondos eran muy limitados.

Siempre se podía confiar en ella y muchos apreciaban su sabiduría. El personal siempre disfrutó de su humor irónico. Tenía un gran don para comprender y escuchar a los pacientes que llamaban a la asociación en un estado de ansiedad emocional por su condición o por su frustración al intentar obtener un diagnóstico. Siempre se tomaba el tiempo necesario para este tipo de llamadas, sin importar lo ocupadas y los plazos que tuviera. 

A menudo, ella era la persona a quien acudían los miembros del personal cuando tenían algún problema en sus vidas. Sabían que ella escucharía y luego diría con calma “es lo que es” después de ofrecer alguna sugerencia, demostrando que a veces solo necesitamos que alguien nos escuche, y ella era una buena oyente.   

El personal de AARDA disfrutó de nuestro tiempo para almorzar juntos y todos nos familiarizamos con las familias de los demás y sus acontecimientos. Eula era devota de su familia y los amaba entrañablemente. Un día, sentado a la mesa del almuerzo, observé que teníamos un miembro del personal de cada década, desde los 20 hasta los 80 años, lo que nos brindó a todos una diversidad de perspectivas para considerar. Eula siempre comía el almuerzo más saludable porque conocía bien los alimentos saludables y estaba adelantada a su tiempo en la importancia de una buena nutrición, que mencionaba a menudo en InFocus. 

Admiré mucho su lealtad y sabiduría. Ella fue una de las columnas vertebrales de la organización, especialmente en los primeros años. La junta directiva, el personal y yo la amábamos. Fue un placer conocerla y trabajar con ella durante más de 30 años.

Gracias por tu servicio, Eula. Que descanse en paz.
  
Virginia